En la tradición catalana, el día de Sant Jordi es el día del amor y del libro (en la castellana solo el Día del Libro como conmemoración de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, pero, sin duda en clara relación y mímesis de la Diada de Sant Jordi)
Según esta tradición, el hombre regala una rosa (preferiblemente roja, de amor pasional) a su amada (y si suele coincidir con la novia, la esposa, la querida, la mantenida, etc. por extensión, se regala a la madre, hija/s, abuela/s, suegra... mejor amiga, compañera de trabajo, a todas las mujeres de un grupo...) y esta, corresponde regalándole a su amado, a su amor, un libro (y esa es la razón de que por toda Cataluña proliferen puestos de venta de rosas, rojas, pero de todos los colores, y de venta de libros (amén de la gran afluencia en todas las librerías y librerías de reventa de libro antiguo))... Una bonita tradición de funde pasión y cultura y que también explica porque muchos catalanes prefieren mostrar su amor el 23 de abril, Diada de Sant Jordi, regalando la rosa (que igualmente regalará si celebra el día de los enamorados el 14 de febrero) que el Dia de los Enamorados, San Valentín, llegando incluso a obviar esta última.
Todos los colegios, escuelas, institutos celebran concursos literarios, no son pocos los concursos literarios no docentes que se celebran en estas fechas y las Semanas Culturales de las poblaciones se celebran en abril en toda Cataluña. No es de extrañar si, además, Sant Jordi es el patrón de Cataluña.
Siguiendo esta tradición, yo también presento mi rosa de Sant Jordi, en pictocaligrama, con el poema que se incluye en el caligrama, y el diseño inicial del mismo, todo obra mía, claro está:
Sea esta mi modesta aportación y celebración a la Diada de Sant Jordi en este 23 de abril de 2020.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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