La hélice infinita es un caligrama local de recorrido en el que se presenta el paso del tiempo, simbolizado por el reloj (la hélice infinita que, en su locura infinita, no para de rotar, marcando el deambular sincronizado de nuestra vida.), equiparado al transcurso de nuestras vidas.
El caligrama que constituye el reloj de cada una de nuestras vidas, se instala en la cabecera y a la izquierda, como un membrete de nuestra vida, como si esta fuera una empresa, nuestra empresa y a la izquierda, la siniestra, que marca su inicio, su transcurso y recorrido y su fin.
El texto que encabeza el caligrama, en mayúsculas, como un grito, una llamada, tiene su continuación poemática en el poema, en letra inteligible y clara...
Gírese (como indica el círculo que encierra la esfera del reloj) desde donde indica GIRA siguiendo el sentido de la agujas del reloj, el círculo de la esfera y luego, en la esfera acabe y empiece, girando en el mismo sentido, desde la E contenida en la O y acábese en la susodicha vocal y salte a la aguja horaria y termine en el minutero (en minúsculas) para continuar en el verso que continúa el poema y así completará mi poema (y caligrama), que no es otro que este:
GIRA LOCA MARIONETA DEL DESTINO.
TU RULETA LOCA ESCRIBES
TERCO AIRE del tiempo
el vaso de la vida,
tu ataúd de cuerpo.
Tantas veces lo llena,
lo bebe bebe tu energía
y ahogas tu suerte
como escribes tus penas.
Lo que vives de día,
en él se desvanece,
marcado de giros
que se pierden
mientras tu memoria las mece
de apilados olvidos
en el pozo del pasado
del que nadie sale vivo
ni vuelve resucitado.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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