El caligrama, mi caligrama, nos ubica en la evidencia. La Muerte ha tomado forma de buitre gris. Un carroñero que simboliza en su metonimia y en su metáfora, el cruel destino de todo ser que vivió, vive y vivirá en nuestro Planeta, la Tierra desde que este existe. Su figura simboliza como nadie, la lúgubre, terrible y tétrica evidencia de nuestro innegable existencia. Naciste para morir y esa es la única verdad incontrovertible... ¡Lo sabías cuando te nacieron!... Te engendraron y te dieron a luz y sabías el día y la hora de tu cita... La Muerte, el buitre observa desde la altura del roquedal a sus víctimas... Te adivinó moribundo y planeó, silencioso, solemne e impío como majestuosa con todas sus hermanas las Parcas... La despiadada comitiva aterrizó chillona junto a cuerpo sin aliento y comprobado que este no existe, dio voraz cuenta de cuerpo para dejar los despojos que se harán piedra o polvo o ambos... Si aún no estás muerto y accedes a tus últimos suspiros, esperarán paciente como comensales implacables... pero tú destino seguirá siendo el mismo, como tu hora para cumplirlo...
Cumplirá religiosamente el trámite de acelerar tu existencia hacia el olvido... De la certeza que te construiste en vida, viajarás a la Nada y, como mucho perdurará la incógnita si alguna huella física o creativa de ti reaparece en el futuro...
Tú Vida es tu tiempo y la Muerte cumple, en tu marcada fecha de caducidad, el distado de la propia Vida con tu fin para que viajes a la tenebrosidad brumosa de la Nada...
El poema. Mi poema, certifica la evidencia de la imagen con el dramatismo tétrico de lo que representa... El buitre, la Muerte, toma la palabra y certifica cuanto es en el momento en que volvemos a igualarnos todos los seres vivos. Lo hicimos cuando nacimos y lo volvemos a hacer, lo certificamos, cuando morimos... Cumpliendo con lo que nos designaron los signos del firmamento con su disposición en el momento de venir a la vida y con lo que certifican con su disposición cuando morimos... No hay otro destino posible para todo ser vivo, que su muerte...
Así dice el poema:
NO. Tu destino es el de todos.
Escribiré tu cruel destino.
Creíste acaso ser distinto?
No hay destino que no sea el de todos.
Soy tu sino y EL DE TODOS...
Y yo te espero...
SOY PACIENTE
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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