De siempre que las musas de la inspiración son mujeres, caprichosas, bellas, hipnóticas, que, como el agua, precisan de claridad y transparencia para mostrarse en la hermosura imantadora de su ensoñación. Su aparición borra todo otro atisbo y su sinuoso cuerpo ofrece todo el mar sensible de sus curvas en excitante e intenso viaje hasta procrear el Arte como plasmación definitiva de la idea. En su sugestión se cabalga el viaje de los sentidos, el éxtasis del sinespacio y el sintiempo que fabula la creatura fusión de su belleza y tu energía fogosa y ofuscada con hacerlo real, más allá de la abstracta ensoñación de tu mente y acaba en la concreción donde se fusionan imagen y poema, donde fusiono imagen y poema en el pictocaligrama que aquí veía... Si quieres saber lo que dice, esquía en las sinuosidades del numen, en los contornos de su cuerpo y hallarás su pleno sentido, de izquierda a derecha, de abajo a arriba y de arriba a abajo... La inspiración es esto y no deja de ser un juego que el receptor debe seguir para hacerse partícipe de la creación y hacerla suya... Nosotros solo fuimos soporte, inspiración, sugestión, evocación... sugerencia... ¡Dale tu propio sentido y así le darás la vida que el papel o la pantalla aprisionan en el tiempo y en el espacio!... ¡Libéralos y crea!... Esta musa aún puede ser más bella... Vívela y la harás belleza tuya.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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