Desde la Edad de Cobre en que surgieron los primeros Imperios y los Estados con la idea de monopolizar las materias primas escasas y surgió la banca y el dinero como los prestamistas y usureros, las ciudades se poblaron de temibles y voraces cocodrilos que devoraban a los incautos que caían en sus manos pidiendo créditos que resultaban draconianos, caníbales y solo ventajosos para quien los otorgaba... Aquello era el Oriente Próximo en la Antigüedad y hasta la escritura inicial, cuneiforme, eran cuentas financieras... Mucho ha llovido desde que el triunfo del dinero se fraguó definitivamente en la Edad de Bronce y aquellos grandes imperios dominados por el sacerdocio cuyos emperadores, reyes, faraones eran también dioses, el ejército, el poder, el dinero era suyo y el pueblo, más allá de las clases nobles, eran siervos y esclavos, pero, aunque hayan variado muchas cosas y hasta nos parezca que somos hombres libres y ciudadanos con derechos en la sociedad Occidental del Bienestar y del Consumo y el Mundo se ha globalizado, la esencia de aquel Sistema y aquel mundo se ha mantenido intacta y sigan campando los mismos temibles y terribles cocodrilos habitando nuestras calles, las calles de nuestras urbes sean de donde sean...
Cocodrilos y no tiburones porque devoran y despedazan a los incautos que se acercan a sus aguas y a sus remansos, las oficinas de los bancos y las cajas, a pedirles consejos y negocios provechosos y créditos que nos venden como ventajosos y resultan ser trampas y cepos y celadas que nos llevan a nuestra ruina... No merodean banqueros ni usureros como los tiburones, buscando presas sino que, como los cocodrilos, acechan pacientes y sumergidos en las aguas, flotando como inmóviles troncos, o, como estos mismos reptiles, yacen dormitando en tierra firme en las riberas de lagos, charcas y ríos a la espera de que se acerquen los incautos a importunar su plácida siesta...
Cocodrilos y no hienas y buitres carroñeros que devoran los despojos de animales muertos o cazados por otros... No, ellos cazan siempre incautos víctimas de su necesidad (sus presas van a abrevar a las aguas o necesitan cruzarlas en las migraciones masivas o cazan peces como las víctimas humanas van a pedir créditos, consejos financieros, planes de jubilación...)...
Su poder es tal que las leyes de la Justicia y los Poderes les protegen en cualquier parte del Mundo. No en vano son el sostén del Sistema y así lo ha dejado claro éste cuando, ante la última y temible crisis económica ha hecho zozobrar riquezas y Estados con historia y pedigrí y Estados, Justicia y poderes económicos han preferido salvar a los bancos y sus terribles agujeros que a las masas desfavorecidas, dejando que obreros y clases medias de asalariados y pequeños comercios pagasen el pato y proliferaran desahucios de viviendas que los dejaban en la miseria y en la calle, endeudados hasta las cejas y sin posibilidad alguna de recuperación... Y, claro está España ha sido, para ello, un lugar ejemplar para certificar lo que afirmo... Y pasados los rigores de la crisis más extremos han proliferado, en los partidos de izquierdas, intentos de equilibrar la balanza. Uno de ellos, el más próximo ha sido el de hacer cargar en los bancos, como propietarios de las viviendas, los impuestos de la hipoteca en los que se cometían flagrantes avisos. Algunas sentencias judiciales habían favorecido esta posibilidad para convertirla en Ley y, claro está, los cocodrilos han vuelto a imponer su voracidad acechando a la Justicia, devolviendo a la Justicia a su sumisión anterior, en el fondo mímesis internacional del poder que todos ya sabíamos que tenían... Cocodrilos urbanos de la Banca han habido siempre pero está claro que este momento favorece la actualidad de este mi retrato actual sin que nadie dude que, desde que antaño surgieron, siempre fueron cocodrilos, que lo siguen siendo y difícilmente dejarán de existir ni dejarán los banqueros de serlo.
Queda claro quiénes son los cocodrilos de mi pictograma caligramático, pongamos ahora en claro el contenido del verso, el poema que lo integra, confundido entre las escamas de su piel, dura e impermeable de estos asesinos despiadados y sin corazón que, con frialdad, atacan voraces a las incautas víctimas que se les aproximan (porque, seamos claros, los negocios nunca tuvieron corazón y ellos no son los únicos cocodrilos del cuento, desgraciadamente hay otras especies de carnívoros y cazadores humanos, sean de tiburones, hienas, buitres, chacales....):
De antaño luzco mi voracidad.
Cualquiera puede ser víctima mía
y a todos puedo segar su alegría,
caníbal del dinero sin piedad.
- ¡Acércate a mis aguas, vecindad,
y verás como pagas tu osadía!... -
Lo mismo da de noche que de día...
verás que tu inocencia es necedad.
A mí te lleva la corriente viva
de la vida y el Sistema, Capital...
De antaño prestamistas y usureros...
Guardo tesoros y te presto "priva"...
Siempre fui hiena y mi instinto animal
fluye cuando se me habla de dineros.
Y tengo yo al Poder bajo mi yugo
y me protegen Estado y Justicia
desde que yo nací y tuvo noticia
el mundo del Oriente. Y no me arrugo
para sacar tajada y beneficios
ni en exhibir claro poder y vicios.
Si tengo deudas, me cubre el Estado
aunque haya crisis y una deuda enorme,
esquilme, time, mienta al jubilado,
me ría del pueblo siempre disconforme
y abuse de hipotecas y parados,
dejándolos pobres y desahuciados.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ