martes, 27 de noviembre de 2018

Y ME SALIÓ RANA


Como un tótem gigante y desproporcionado bisagra entre sus derivados vertebrados en su camino hacia el infinito de especies terrestres, entre ellas el hombre, se halla este ejemplar de rana, un anfibio todo terreno que saltaba del elixir de la vida del Planeta, el agua, a la tierra firme, medio payaso, medio acróbata saltarín y medio prehombre bufón que retrata tanto al animal como al humano que deriva de la encrucijada de sus símbolos.

Aquí, el paisaje empequeñece frente al prototipo que se erige en un coloso de posible-imposible en su imagen, con un torrente aprendiz de río que nos descoloca las dimensiones para enfatizar la encrucijada de símbolos dulcificada como rana frente al definitivamente grotesco para darle un tinte menos satírico y más emocional...

El poema de este pictograma caligramático se centra más en el animal que en sus valores simbólicos coincidentes con el hombre, pero estos también se difuminan en la descripción y en la evidencia... Y reza así:

Tildan mi rostro de grotesco y feo...
Ojos saltones, vivarachos, locos,
grandes y singulares como pocos:
risa sarcástica, perenne. Un reo

de mi semblante bufón me asientan
y mis largas patas hacen de resorte
que impulsa mis saltos como me inventan
acróbata increíble entre mi corte

de humedad, de río, de charca, lago,
laguna o lodazal de turbias aguas.
Mis brazos son más cortos y con vago
recuerdo de lo humano,
                                           acaban en una mano
con dedos y todo, claras fraguas
de la futura evolución humana.
Y nací cabezón y casi pez,
un renacuajo, mas una vez
de la cola se separaron
esos pies con elástica membrana
iguales a los que formaron
los patos como sus aves parientes
y que llevan también los hombres rana
por razones tan elocuentes,
rana me quedé y bufón de palangana

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

lunes, 19 de noviembre de 2018

PUBLICACIÓN POEMARIO "CIUDAD ENTRE LA BRUMA IMPERTINENTE"

Publicación del poemario de Manuel Millán Cascalló Ciudad entre la bruma impertinente por la Editorial Círculo Rojo. El poemario recopila poemas, caligramas, pictocaligramas y pictogramas caligramáticos de Manuel Millán Cascalló escritos entre el 2006 y principios de 2008 (principalmente de 2006 y 2007) y fue concebido como tal. No es el primer poemario escrito ni el último. La producción literaria entre poemas, caligramas, pictocaligramas y pictogramas caligramáticos como de relatos, artículos de crítica, obras de teatro y una novela comienza en los 70 y llega hasta la actualidad y es un autor muy prolífico como también resulta básicamente inédita (a excepción de poemas sueltos publicados en revistas literarias o de los aquí publicados o en el blog anterior manolomilláncascalló). Es pues el primero de más de cuarenta publicado íntegramente y se ha escogido este porque muestra la evolución del autor desde el caligrama simple y sin complicaciones a los pictocaligramas y pictogramas caligramáticos que le caracterizan. Una obra que se inscribe en una poesíacrítica, contracultural y vanguardista con tonos claramente vanguardistas que no renuncia, no obstante a la poesía o al lenguaje clásico en estrofas métricas y rimas con influencias del surrealismo y los vanguardismos más característicos.

El autor nos sitúa en una ciudad anónima, que podría ser cualquiera, en una sociedad actual, deshumanizada, violenta, alienada, consumista y propia del actual mundo global para, mediante un tono dramático que no huye de elementos sarcásticos para describirla y criticar a la sociedad que lo compone y a su sentimiento de alienización y cibernización continua.

Podrá comprobarse que no se trata de una recopilación de poemas sueltos sino que, por el contrario, compone un tríptico coherente y creado como un todo.

Desde la ciudad, a la sociedad consumista, superficial y globalizada, el Sistema que lo domina hasta sus habitantes desfilan en el poemario como desfilan los propios sentimientos del propio autor, sus impresiones, ansias, frustraciociones, como un ciudadano más componente de la sociedad urbana pero rebelde  a su plena integración en la misma entendida como una pérdida de identidad, la misma que achaca a la sociedad urbana descrita y a la sociedad y el Sistema global que lo ampara.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

jueves, 8 de noviembre de 2018

DE LOS TEMIBLES COCODRILOS URBANOS

Desde la Edad de Cobre en que surgieron los primeros Imperios y los Estados con la idea de monopolizar las materias primas escasas y surgió la banca y el dinero como los prestamistas y usureros, las ciudades se poblaron de temibles y voraces cocodrilos que devoraban a los incautos que caían en sus manos pidiendo créditos que resultaban draconianos, caníbales y solo ventajosos para quien los otorgaba... Aquello era el Oriente Próximo en la Antigüedad y hasta la escritura inicial, cuneiforme, eran cuentas financieras... Mucho ha llovido desde que el triunfo del dinero se fraguó definitivamente en la Edad de Bronce y aquellos grandes imperios dominados por el sacerdocio cuyos emperadores, reyes, faraones eran también dioses, el ejército, el poder, el dinero era suyo y el pueblo, más allá de las clases nobles, eran siervos y esclavos, pero, aunque hayan variado muchas cosas y hasta nos parezca que somos hombres libres y ciudadanos con derechos en la sociedad Occidental del Bienestar y del Consumo y el Mundo se ha globalizado, la esencia de aquel Sistema y aquel mundo se ha mantenido intacta y sigan campando los mismos temibles y terribles cocodrilos habitando nuestras calles, las calles de nuestras urbes sean de donde sean...

Cocodrilos y no tiburones porque devoran y despedazan a los incautos que se acercan a sus aguas y a sus remansos, las oficinas de los bancos y las cajas, a pedirles consejos y negocios provechosos y créditos que nos venden como ventajosos y resultan ser trampas y cepos y celadas que nos llevan a nuestra ruina... No merodean banqueros ni usureros como los tiburones, buscando presas sino que, como los cocodrilos, acechan pacientes y sumergidos en las aguas, flotando como inmóviles troncos, o, como estos mismos reptiles, yacen dormitando en tierra firme en las riberas de lagos, charcas y ríos a la espera de que se acerquen los incautos a importunar su plácida siesta... 

Cocodrilos y no hienas y buitres carroñeros que devoran los despojos de animales muertos o cazados por otros... No, ellos cazan siempre incautos víctimas de su necesidad (sus presas van a abrevar a las aguas o necesitan cruzarlas en las migraciones masivas o cazan peces como las víctimas humanas van a pedir créditos, consejos financieros, planes de jubilación...)...

Su poder es tal que las leyes de la Justicia y los Poderes les protegen en cualquier parte del Mundo. No en vano son el sostén del Sistema y así lo ha dejado claro éste cuando, ante la última y temible crisis económica ha hecho zozobrar riquezas y Estados con historia y pedigrí y Estados, Justicia y poderes económicos han preferido salvar a los bancos y sus terribles agujeros que a las masas desfavorecidas, dejando que obreros y clases medias de asalariados y pequeños comercios pagasen el pato y proliferaran desahucios de viviendas que los dejaban en la miseria y en la calle, endeudados hasta las cejas y sin posibilidad alguna de recuperación... Y, claro está España ha sido, para ello, un lugar ejemplar para certificar lo que afirmo... Y pasados los rigores de la crisis más extremos han proliferado, en los partidos de izquierdas, intentos de equilibrar la balanza. Uno de ellos, el más próximo ha sido el de hacer cargar en los bancos, como propietarios de las viviendas, los impuestos de la hipoteca en los que se cometían flagrantes avisos. Algunas sentencias judiciales habían favorecido esta posibilidad para convertirla en Ley y, claro está, los cocodrilos han vuelto a imponer su voracidad acechando a la Justicia, devolviendo a la Justicia a su sumisión anterior, en el fondo mímesis internacional del poder que todos ya sabíamos que tenían... Cocodrilos urbanos de la Banca han habido siempre pero está claro que este momento favorece la actualidad de este mi retrato actual sin que nadie dude que, desde que antaño surgieron, siempre fueron cocodrilos, que lo siguen siendo y difícilmente dejarán de existir ni dejarán los banqueros de serlo.

Queda claro quiénes son los cocodrilos de mi pictograma caligramático, pongamos ahora en claro el contenido del verso, el poema que lo integra, confundido entre las escamas de su piel, dura e impermeable de estos asesinos despiadados y sin corazón que, con frialdad, atacan voraces a las incautas víctimas que se les aproximan (porque, seamos claros, los negocios nunca tuvieron corazón y ellos no son los únicos cocodrilos del cuento, desgraciadamente hay otras especies de carnívoros y cazadores humanos, sean de tiburones, hienas, buitres, chacales....):

De antaño luzco mi voracidad.
Cualquiera puede ser víctima mía
y a todos puedo segar su alegría,
caníbal del dinero sin piedad.

- ¡Acércate a mis aguas, vecindad,
y verás como pagas tu osadía!... -
Lo mismo da de noche que de día...
verás que tu inocencia es necedad.

A mí te lleva la corriente viva
de la vida y el Sistema, Capital...
De antaño prestamistas y usureros...

Guardo tesoros y te presto "priva"...
Siempre fui hiena y mi instinto animal
fluye cuando se me habla de dineros.

Y tengo yo al Poder bajo mi yugo
y me protegen Estado y Justicia
desde que yo nací y tuvo noticia
el mundo del Oriente. Y no me arrugo
para sacar tajada y beneficios
ni en exhibir claro poder y vicios.

Si tengo deudas, me cubre el Estado
aunque haya crisis y una deuda enorme,
esquilme, time, mienta al jubilado,
me ría del pueblo siempre disconforme
y abuse de hipotecas y parados,
dejándolos pobres y desahuciados.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ