lunes, 12 de febrero de 2018

INQUIETA ACTIVIDAD, ARDILLA

Huyendo del hastío y sinsentido de la cotidianeidad, del hartazgo de la situación política, económica social de mi entorno, hacia la paz horaciana del Beatus ille y más aún hacia el paradisíaco Locus amoenus de la profunda Naturaleza, buscando el aire puro que  niega la asfixia urbana, la Paz, la Libertad, esta la fronda nemorosa de los bosques donde reconciliarme conmigo mismo y con mi entorno y en esa inmensidad serena, la inquietud eléctrica de una ardilla hipnotiza mi mirada por el simple contraste con el entorno y entre ambos hilvanan esa liberación que me devuelve a mi estado más humano y natural...

Un pictocaligrama este, en el que el cuerpo meridiano del esciúrido atrapa el poema, mi poema, que le define y le describe... Es uno más, una tesela más del mosaico que integra ambos tópicos clásico en la eternidad perenne de la belleza salvaje como apacible de la Naturaleza...

Y el poema dice así:
Vivaz, eléctrica, trepando está...
roble, nogal, castaño, encina altiva...
bellota, nuez, en sus manitas ya,
royendo a velocidad activa.

De la rama al troco y al suelo va,
eléctrica pasión, acción más viva,
toda velocidad revelará
un nervio que al mirarla te cautiva.

Cola plumero de belleza pura,
enhiesta o enrollada de elegancia.
En sus manos, atrapada va una piña

que roe con tenacidad, premura
y voracidad siempre ágil constancia,
ardilla laboriosa en su rapiña.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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