jueves, 11 de agosto de 2016

ÁGUILA IMPERIAL

Claramente un pictograma caligramático, en donde el poema se oculta en la forma pictórica, en el dibujo, que domina la imagen y hay que describirlo en el cuerpo del animal, el poema es un nuevo canto a la Naturaleza y al valor inherente que poseen las especies animales. No es el primer caligrama que dedico a un animal, dos están dedicado a mi perra Bagheera, pero los hay dedicado a mamíferos (Lobo, oso, canguro, coatí... y un largo etc.), aves (vencejo, gaviota), reptiles, artrópodos, gasterópodos... La Naturaleza es una fuente misma de vitalidad, de energía, de Belleza y de inspiración... Que nadie se lleve, como tampoco debía llevarse a engaño en la imagen anterior, si aquella se dedicaba a la inspiración con imagen de una mujer, esta canta a la supervivencia y a las dotes inherentes de una especie en peligro de extinción en nuestra Península que esta sobreviviendo gracias a sus características (sin negar la ayuda del hombre restaurando su entorno), no hay connotaciones políticas ni vanalidades que no vienen al canto. Aquí se canta su belleza y sus características y el valor simbólico de estas.Y por eso mismo, no se refieren a otra cosa ni la imagen ni el poema que en el se inscribe, mi soneto con combinación de rimas consonantes y asonantes:

Como dioses volando en las alturas,
imperan en su reino y lo vigilan.
Centinelas celestes, giran, giran,
escudriñando el suelo sin premuras

con su visión perfecta y sin fisuras
que a todo alcanza y todo lo dominan...
Esas sombras que corren o caminan
huyendo de su alcance, criaturas

sabedoras de su imperio y su ley.
Mirada escrutadora, gesto adusto
y altivo, pico de garra con justo

afilado desgarrador, el Rey
de los cielos, el gran planeador,
guerrero que porfía con ardor.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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