martes, 27 de julio de 2010

BUSCANDO AQUELLA MARTA

A diferencia de aquel Marta, amada Marta, un caligrama sobre un retrato realista, éste no busca la perfección del retrato que supondría reflejar de forma realista y detallada un instante concreto sino que busca una imagen idealizada y sumaria de las sensaciones deseadas. No busca anclarse a un momento perfecto y determinado evocado del pasado sino una serie de sensaciones
sentidas como perdidas en el correr del tiempo. Por eso no es una imagen realista y detallada, sino una imagen sumaria e idealizada del ser amado. La imagen busca los rasgos preferenciales y prescinde de los detalles. Es un imagen más nebulosa y menos concreta, dejando a la palabra que contiene, a los sentimientos expresados, la fuerza del poema y del caligrama. Y los sentimientos hablan del paso del tiempo que convierte la fogosidad en rutina que hará harina de distancia en un horizonte plano donde se busca la sinuosidad, los abismos y las cordilleras de los dolores profundos y de las efusividades ígneas... Todo parecerá un páramo, una llanura apisonada por el rodillo de los relojes... Y, sí, el tiempo es una locomotora que no para hasta la estación de término, pero yo subí a ella con mi amor a cuestas y sigue en el motor, ampliando la distancia aunque no sea siempre consciente de ello.

El poema que contiene dice así:

Me columpio en tu rostro
y alí te busco...:
amada,
amada...
¡Mírame!... Abre tus verdes ojos
y cúbreme de versos
y finge que alguna vez me quisiste.
Oh!, mi imán, mi reina.
Tus labios de fuego,
dime, cielo:
¿Dónde están?.
Yo sé que los vistió
la nada del tedio
del molino del tiempo.

Lloran las horas que se caen de los relojes,
retociéndose
de espejos que se pierden
y de retratos perdidos en el tren.
Llueven los cabellos
que retuercen tus recuerdos.
Llueven, llamándose a voces.
A voces con sus tambores
fieros.
Llueven para diluirse con nosotros
cuando sólo seamos ecos
que se buscan infinitamente...

DA IGUAL...
¡¡QUÉ RUEDE!!
MOLIDO ESTÁ MI AMOR,
PERO, MI CORAZÓN
TE QUIERE.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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