domingo, 15 de noviembre de 2009

El caligrama forma parte de La ciudad y los ciudadanos, incluida en el poemario Ciudad entre la bruma impertinente y nos habla del hecho de escribir en sí mismo, de cómo los sentimientos se transforman en mí en poema y cobran vida, de qué son son en sí mismo los poemas, cómo se sienten nacer y vivir.

La pluma es un símbolo de sí misma, la pluma del ave es, como fue antaño, la pluma del escritor, y en ambos caracteres fusiona lo etéreo, volátil y celeste de la poesía en sí misma.

Para su lectura, hay que empezar por el cañon de la pluma y ascender por el raquis (de abajo a arriba) y acceder a la sa barbas y tomar desde la más alta, continuación del raquis, el camino descendente por las barbas de la vertiente derecha. Una vez acabada, volver a la parte superior de las barbas y tomar, por la parte más alta de la vertiente izquierda aquella que está a la izquierda de la que inició el camino anterior, y descender ahora desde ésta hasta la más inferior, allí donde el poema concluye.

Cañon y raquis ocupan los tres primeros versos de la primera estrofa. En cuanto a las barbas, cada barba es una línea y, como tal, un verso. A los tres mencionados versos siguen los de las barbas de la vertiente derecha, concluidos estos, la primera estrofa también los hace. Las barbas de la izquierda componen la segunda estrofa.

El poema reza así:
Patino sobre el papel y trazo
sinuosos laberintos
como mis pensamientos,
palabras libres,
ojos y oídos prestos,
sensaciones clavadas en mí
y en mi cerebro;
sombras y espectros
de mis monstruos y de mí.
Brumas que alguna vez
fueron o que sentí
construidas
como clavos hirientes,
como llamas de fuego
cuando las viví.
Gotas que serán
lágrimas, versos
de plomo y viento,
agudos o tersos
me habitarán,
me habitaron
en las dormidas
visiones, sueños
cuyos dueños
inciertos viven
deshilvanándose
en miles de espejos
que se funden
al nacer de mí,
frágiles, tiernos
y etéreos
poemas.

Cuchillos son,
o besos volátiles,
hijos del momento,
que nadan en pozos
insondables,
buscándote,
buscándome
en su razón
de existir.
Vivo en ellos
por un momento,
cuál hálito inito y,
al posarme,
eterno y fútil,
laten, vibran,
como un corazón
y sueltan bellos
y dúlces dátiles,
ardientes gozos
inenarrables
y se entierran
en la nieve
blanca del papel,
del que nunca
podrán huir,
presas de su piel
sensible
y de su ser:
Poemas
al fin

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


2 comentarios:

Peche dijo...

Hola, me encantan tus caligramas, he redescubierto algo que casi habia olvidado, gracias.
Espero no molestar pero me puedes decir que es inito? "cuál hálito inito y," es que no lo encuentro, es algun latinajo?
gracias otra vez y enhorabuena por tu arte

Manuel Millán Cascalló dijo...

En primer lugar, mil gracias. Inito es iniciado y sin fin y procede del latín iniens.