sábado, 21 de noviembre de 2009

DERROTADO POR EL MOLINO DE LA VIDA


De nuevo el caligrama me representa como un muñeco, un autómata que vaga su fracaso, su derrota, arrastrando su negación por la vida. Su nexo con la realidad ha desaparecido. Es una sombra, un cuerpo deshabitado que fluye con la vida su urgencia y sombra es lo que del suelo queda. Más allá de sí está la Nada que le rodea.

El caligrama representa un poema, un soneto que recorre la lógica, desde la cabeza al torax, los brazos, el abdomen, una y otra pierna para acabar en su sombra en el suelo, cuya negritud se agranda como un grito. Así reza el poema:

Arrastro mi dolor por las esquinas,
derrotado barco que sinuoso avanza.
En mi corazón llevo clavada una lanza
del fracaso que en mi vida adivinas.

Siento las dentelladas asesinas
de la vida que me mantiene en danza,
ruina del horizonte, lontananza
que atrapan mis míseras retinas,

y mientras arrecian carnívoras olas,
a tumbos voy escribiendo mi historia.
Harina haces de mí, molino, noria,

que juega a toboganes caracolas,
y mientras repto el duro suelo, pregunto
dónde estoy, hoy ya cadáver presunto

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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