sábado, 21 de noviembre de 2009

DERROTADO POR EL MOLINO DE LA VIDA


De nuevo el caligrama me representa como un muñeco, un autómata que vaga su fracaso, su derrota, arrastrando su negación por la vida. Su nexo con la realidad ha desaparecido. Es una sombra, un cuerpo deshabitado que fluye con la vida su urgencia y sombra es lo que del suelo queda. Más allá de sí está la Nada que le rodea.

El caligrama representa un poema, un soneto que recorre la lógica, desde la cabeza al torax, los brazos, el abdomen, una y otra pierna para acabar en su sombra en el suelo, cuya negritud se agranda como un grito. Así reza el poema:

Arrastro mi dolor por las esquinas,
derrotado barco que sinuoso avanza.
En mi corazón llevo clavada una lanza
del fracaso que en mi vida adivinas.

Siento las dentelladas asesinas
de la vida que me mantiene en danza,
ruina del horizonte, lontananza
que atrapan mis míseras retinas,

y mientras arrecian carnívoras olas,
a tumbos voy escribiendo mi historia.
Harina haces de mí, molino, noria,

que juega a toboganes caracolas,
y mientras repto el duro suelo, pregunto
dónde estoy, hoy ya cadáver presunto

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

domingo, 15 de noviembre de 2009

El caligrama forma parte de La ciudad y los ciudadanos, incluida en el poemario Ciudad entre la bruma impertinente y nos habla del hecho de escribir en sí mismo, de cómo los sentimientos se transforman en mí en poema y cobran vida, de qué son son en sí mismo los poemas, cómo se sienten nacer y vivir.

La pluma es un símbolo de sí misma, la pluma del ave es, como fue antaño, la pluma del escritor, y en ambos caracteres fusiona lo etéreo, volátil y celeste de la poesía en sí misma.

Para su lectura, hay que empezar por el cañon de la pluma y ascender por el raquis (de abajo a arriba) y acceder a la sa barbas y tomar desde la más alta, continuación del raquis, el camino descendente por las barbas de la vertiente derecha. Una vez acabada, volver a la parte superior de las barbas y tomar, por la parte más alta de la vertiente izquierda aquella que está a la izquierda de la que inició el camino anterior, y descender ahora desde ésta hasta la más inferior, allí donde el poema concluye.

Cañon y raquis ocupan los tres primeros versos de la primera estrofa. En cuanto a las barbas, cada barba es una línea y, como tal, un verso. A los tres mencionados versos siguen los de las barbas de la vertiente derecha, concluidos estos, la primera estrofa también los hace. Las barbas de la izquierda componen la segunda estrofa.

El poema reza así:
Patino sobre el papel y trazo
sinuosos laberintos
como mis pensamientos,
palabras libres,
ojos y oídos prestos,
sensaciones clavadas en mí
y en mi cerebro;
sombras y espectros
de mis monstruos y de mí.
Brumas que alguna vez
fueron o que sentí
construidas
como clavos hirientes,
como llamas de fuego
cuando las viví.
Gotas que serán
lágrimas, versos
de plomo y viento,
agudos o tersos
me habitarán,
me habitaron
en las dormidas
visiones, sueños
cuyos dueños
inciertos viven
deshilvanándose
en miles de espejos
que se funden
al nacer de mí,
frágiles, tiernos
y etéreos
poemas.

Cuchillos son,
o besos volátiles,
hijos del momento,
que nadan en pozos
insondables,
buscándote,
buscándome
en su razón
de existir.
Vivo en ellos
por un momento,
cuál hálito inito y,
al posarme,
eterno y fútil,
laten, vibran,
como un corazón
y sueltan bellos
y dúlces dátiles,
ardientes gozos
inenarrables
y se entierran
en la nieve
blanca del papel,
del que nunca
podrán huir,
presas de su piel
sensible
y de su ser:
Poemas
al fin

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


martes, 3 de noviembre de 2009

PSICOSIS (OLLA EXPRESS)

El caligrama representa la obsesión por sentirse asfixiado por la cotidianeidad, la rutina que se convierte en una sombra persecutoria, el delirio de sentirse estrangulado por la realidad, por la conciencia, por la razón, por el deber y el peso plúmbeo del tiempo que me atrapa. Saltan las alarmas y la vida es un abismo infinito hacia la angustia de lo desconocido, el enigma de serse y la certeza de vivir una descomposición continua que me encamina hacia la nada, la muerte en vida. La realidad, la obligación, el tiempo se han convertido en un nudo corredizo que me aleja de cuanto quisiera ser y soy consciente no sólo de que no puedo ser ni nunca seré.

La ola es el retrato fidedigno de nuestras vidas avanzando hacia la Nada.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ