lunes, 27 de agosto de 2018

TERCAMENTE GRITARÉ MI REBELDÍA

De nuevo un caligrama local y de recorrido en donde los caligramas se insertan en el recorrido de un poema en donde el colofón acaba siendo un soneto pero que todos conforman un todo. Desde la partida, Con las preguntas y en dos planos, el primero inclinado y el horizontal para explicarme a mí mismo en mi contradicción con el Mundo actual y convertido, por lo mismo, en un inconformista, y, por tanto, en un ser marginal y rebelde que denuncia los males genérico de la Humanidad frente al planeta...

De la letra al pictocaligrama. Me he convertido, para el Sistema, en un lunático... Un loco, sombra de sí mismo, que, en la oscuridad esotérica del que se mueve en las sombras, como marginal y anómalo que incordio contra la abulia sorda de los adscritos al Sistema, capitalista, global, consumista, materialista, que cifra la felicidad en el consumo de bienes materiales fútiles y superfluos... Imploro a la Luna, en contraposición al esplendor Solar del Sistema. La Luma se dice a sí misma testigo de los reinos marginales y desde ella, mi sombra, figura al contraluz, subida a una cima de palabras, las de mi propia declaración de rebeldía (otro caligrama parcial en el que las letras están en mayúsculas como los gritos que imploran justicia)... dan pie al soneto colofón que culmina mi denuncia...

Si así es el recorrido de mi caligrama-poema, así reza el poema que lo integra:

- ¿Qué es un hombre deshaciéndose?
- Yo mismo
-¿Qué es un proscrito si no un solitario
en la boca de su abismo?
Un hombre nada más,
sin un destino,
sin un propósito
que no sea vivir
desatando del tiempo
su río?

Luna de un Edén,
Mar de la Tranquilidad
que ya no existe,
sola estás en la negrura.

El tiempo desató su berbiquí.
Enroscado con su hélice llueve
instantes de cristal y se conmueve
descubriendo el momento en que nací
una vez y otra mientras me vivo
viviendo y viviéndome cuanto escribo:

Hombres isla, hombres montaña adorando
la Luna, están en su acantilado
mientras el Mundo desata, arbolado,
un infierno que se está encabritando.

Yo soy una isla, un barco remando,
huida de un rey desequilibrado
que busca un Edén aún nunca encontrado.
El Mar de los tiempos sigue azotando.

Desde que el hombre existe y lo domina,
crece el infierno, la muerte, el desierto...
Cree que el Mundo es la inagotable mina

que abastecerá al poderoso cierto.
Se engaña, se está suicidando vivo
y desde mi isla, grito y lo escribo.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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