Y siguiendo con las dedicatorias a amistades, conocidos... En tus manos viene a ser una rareza. El poema y pictocaligrama más un poema añadido con dedicatoria está dedicado a un alumno, Andreu Rodríguez Donaire, buen alumno, que este año ha cursado y aprobado el segundo bachillerato. Hijo de un amigo (pareja de amigos, en realidad) y convecino, Joan Rodríguez, al que la suerte ha vuelto inmerecidamente la espalda y que tuvo a bien invitarme al cumpleaños de su hijo y alumno, que cumplía 18 años (edad señalada y gloriosa aunque solo sea por acudir a la mayoría de edad). Gustosamente acudí y le hice este regalo. El caligrama presenta un jugador de rugby (el propio Andreu lo es) que retrata perfectamente a Andreu en su personalidad y en su vitalidad (que no en su físico)... Un hombre vital, impulsivo, temerario, simpático, natural y buen razonador, como esforzado, trabajador y líder... Como si fuese un guante, su retrato anímico y su afición se adaptan como un guante a Andreu al que Dios quiera que le dé los éxitos en la vida que se merece...
El jugador avanza balón en mano hacia un tanto de la misma manera que el poema que lo compone, en primera persona y, por tanto, colocado en su propia voz y animosidad, glosa este espíritu valiente e indómito y habla de la voluntad de hacerse a sí mismo, de tomar el ritmo de su vida para construirse a su medida y a la medida de su querencia, su corazón y las espectativas que la vida le ofrezca... Igualmente retrata su carácter, su auonomía de pensamiento y su rebeldía contra los establecido y contra un mundo interesado, mentiroso, engañoso y frecuentemente corrupto... Y mi poema, en dos partes (I, contenida en el caligrama, y II, manuscrito a su derecha con la dedicatoria) reza así...:
1) En el caligrama:
I
¡Nada va a detener mi carrera!..
Dispuesto estoy a hacerme con mí mismo
para que no sea un triste espejismo
la meta que mi mente produjera.
Será, sin duda, fuente verdadera
este elixir que fluye equilibrismo,
la voluntad que aparta del abismo,
llevándome a una eterna primavera.
como al blón, me aferro a mi futuro
y aunque me persigan fantasmas tercos
que me acosen y pongan cercos
para tornar mi vida en algo oscuro,
pienso plantar del éxito semilla
venciendo a toda amarga pesadilla.
Veloz me aferro a la aventura presto.
mi vida tomo en mis tenaces manos
y vuelo hacia hacia los mundo más lejanos
donde no existe el odio ni el funesto
hedor del que articula el presupuesto
de los poderes oscuros y arcanos
que proclaman los brujos inhumanos
que viven del poder y con el gesto,
engañan, mienten, roban y se exclaman
para mantener sus pérfidos mundos.
Yo soy más bien de los que siempre claman
antes de ser sumisos vagabundos
toman el timón hacia sus metas
por rutas tan directas como escuetas
2) Epílogo manuscrito y dedicatoria
II
Cuando surja el sol y acuda un arco iris
que portas en tu brazo cual tesoro,
plantar podrás la semilla de un futuro
que tú, con tu ímpetu hbrás ganado
y que has de guardar como un gran tesoro
que te aprte de algún fantasma oscuro.
Tu sola voluntad, fervor creciente
ha de ser tu motor más ferviente
que habrá de abrir del mundo su candado
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ