Como en el caligrama
Violín, éste caligrama alude a los instrumentos musicales y a la música que acompaña a las bailarinas del
Dia de la dança (poemario y exposición en vivo realizada en Cubelles el día mismo que, dentro de la Semana Cultural de la localidad se reservaba a la danza y en la que dos de los caligrama,
Bailarina I y
Bailarina II, fueron realizados en público y a gran tamaño mientras un grupo de bailarinas bailaba en público).
Dentro del
Día de la danza,
Violín y
Trombones de varas, como una larga serie de instrumentos, pertenecen a la serie de poemas y caligramas que se inscriben en la serie
Orquesta. El caligrama nos habla del instrumento en sí, de la música y su sentido simbólico , así como la manera poética en la que el instrumento convierte en música los sonidos, como una prolongación más, pero viva, de lo que supone de prolongación que el instrumentista que lo toca convierte en música, como si el instrumento fuese, en sí un ser vivo y autónomo capaz de crear música por sí mismo, y recoge un soneto mío de idéntico título en dos instrumentos. El instrumento de la izquierda recoge el primer cuarteto y tres versos del segundo. El último verso del segundo cuarteto inicia, en la boquilla, el segundo trombón y hace así de puente entre ambos instrumentos, y los dos tercetos aparecen en el segundo trombón, el de la derecha.
El soneto en cuestión dice:
Libera en tu voz los sonidos todos,
la marcha de la duda sigue al compás,
a tu albedrío o al de los demás,
pues tú sabes siempre encontrar los modos,
para, en el sonido, encontrar recodos
a tu canto de columpio sin más.
Así estás, vaivén, delante y atrás,
remando las canciones y acomodos,
el péndulo del vértigo infinito,
el río que te arrastra hacia tu mar
será canción allí en tu laberinto,
tanto si lleva o no un texto escrito
como si es coro o sólo variopinto
lo que surge de tu boca al tocar.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ