Después de 20 días de hospital para ser operado de un cáncer de recto que me han tenido, al fin puedo volver a editar en mi blogg y empezaré por este caligrama escrito, dibujado y diseñado en la incomodidad en la incomodidad del Hospital y durante mi convalecencia postoperatoria.
Una botella encierra mi dolor y mi angustia. Soy yo mismo, sin duda. Más allá de que la vida es un dolor, el dolor de vivir, el caligrama encierra el mensaje de que más allá de la herencia materna de este cáncer, yo me busqué su crecimiento haciendo caso omiso a las señales que me lo anunciaban. Mi madre murió de este cáncer, sabía las posibilidades de heredarlo pero me despreocupé y ahora pago las consecuencias.
Despreocuparse es malo y tonto, obsesionarse, también.