Aprovecho la Navidad para, este año, felicitar las fiestas con una ilustración-caligrama propio. Se trata de un reno en su propio ambiente polar, pero con la estrella navideña surcando los cielos.
Espero que la paz de la contemplación de esta imagen que, aludiendo a los tópicos navideños, evita los estándares habituales, desde los belenes (que merecen un respeto), pasando por los árboles, abetos iluminados y engalanados, los Papas Noeles rojos de Coca-Cola, los Reyes Magos y los renos disfrazados, y sólo los sugiere con una imagen natural y la estrella fugaz como única alusión religiosa... nos sugiera la Paz y Armonía que estas fiestas simbolizan y que el Mundo necesita con verdadera urgencia.
Me importan más la Paz y la Felicidad Universales que no el comercio navideño, que aborrezco en sí mismo. Salvaría, eso sí, la ilusión de los niños y las reuniones familiares y la buena excusa de la mesa con una comida apetitosa (aunque abomine de las discusiones familiares que, a veces conllevan) para tales reuniones y lo mismo puedo decir de la reunión con amigos que concluye y abre el año, igualmente lucida con buenos manjares y ambiente festivo... Porque, eso sí, la fiesta, la alegría y el placer, siempre necesarias en nuestras vidas, por las vivencias que conllevan, son otro de los factores apreciables y deseables de estos días. Sin fiestas, sin placeres, sin amistad, sin empatía, la vida sería monotonía y hastío y, por lo mismo, son imprescindibles para sentirse vivo.
En fin,... ¡Felices Fiestas y prospero Año Nuevo!
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
