domingo, 13 de septiembre de 2020

TREN HACIA LA NEGRITUD PERPETUA

 


Este mi caligrama, claro caligrama, con influencias de la poesía visual, pertenece a mi poemario inédito Metrópolis (1988-1989), inédito, y claro precedente de mi poemario Ciudad entre la niebla impertinente. Su innegable bis simbólica, presenta un tren saliendo de un túnel y muestra innegables aspectos de la alienación urbana de un mundo devorado por la sociedad capitalista y de consumo. 

Tras atravesar el túnel (la negra obertura bucal lo denuncia como denuncia a los urbanitas desposeídos de personalidad, destino y hasta de otras ilusiones que no sean las del propio consumo y acumulación de bienes).

Las vías sobre las que circula nos muestran la acumulación de rutinas que, mediante el trabajo, suponen, alimentadas por la negación de sí mismo que supone la obediencia al Sistema) ese tren que viaja irremisiblemente hacia la negación de sí mismo y su supresión como persona con el dolor que ese proceso supone y que el tren denuncia en toda su carcasa. 

Hasta el paisaje incide en denunciar la soledad creciente de un hombre diluido en la muchedumbre hasta alcanzar su nonada.

El uso de las mayúsculas equivale al grito de dolor que muestra el individuo, el tren, que se encamina hacia la cibernetización de los integrantes de la sociedad para ser asimilados al Sistema.

El caligrama es de 1989, redundando en que la denuncia de tal alienación es una constante en mi poesía, como demuestra esta obra de mis primeros poemarios con rasgos netamente vanguardistas.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


martes, 1 de septiembre de 2020

CALDERÓN (BALLENA PILOTO)

 


Volvamos nuestros ojos sobre uno de mis temas preferidos, la Naturaleza y centremos  en los resultados de la polución atmosférica y la alteración del Medio Ambiente, con el calentamiento global y el cambio climática que ataca a nuestro clima sí, a nuestras condiciones ambientales, al clima, pero sobre a la fauna y flora que nos acompaña y sobre todo, nos sufre y, en este caso en nuestro ambiente marítimo más cercano y concreto el mediterráneo y atlántico. 

Muchas, sino la gran mayoría, son las especies abocadas a la extinción ante la contaminación continuada y brutal de nuestras costas como del mar abierto. Entre ellas, algunas mayormente desconocidas par la gran mayoría de la población. Entre ellas los cetáceos (ballenas), que nos son más exclusivas y habitantes de mares templados. Destaca entre estas, el calderón común o ballena piloto, habitante hasta ahora habitual del Océano Atlántico y del Mar Mediterráneo.


Mi caligrama va dedicado al cuidado y salvación de esta especie de ballena que, a pesar de su gran parecido con el cachalote, este también odontoceto, es un delfínido de tamaño considerable (5 a 6 metros los machos y de 3 a cuatro metros las hembras) caracterizado por la gran protuberancia rostral, en forma  de olla o caldero y que ha sido acompañante de navegantes en grandes manadas, gustando de acercarse y guiar a la embarcaciones que surcan estos mares... Animal pacífico e inofensivo, a pesar de su intimidador tamaño, se alimenta de peces, pulpos, calamares, jibias...

Los calderones o ballenas piloto sufren el calentamiento global, la contaminación de las aguas y el vertido de combustibles y plásticos y el exceso de embarcaciones las hiere y las desorienta, siendo una de las especies que, por este motivo, embarranca en las playas... y es precisamente una de las especies más afectadas por este motivo...

Mediante la imagen que muestro de un calderón macho, el poema representa un SOS para el cuidado y salvación de esta especie. Comienza con una caracterización muy genérica del animal y su afabilidad para concluir con el SOS para su dramático y necesario cuidado. Y dice así:

A la sombra de sus hermanas mayores,

el calderón surca los mares templados.

Odontoceto de dientes moderados.

Parecen cachalotes, mas menores.

Cinco metros intimidadores.


Mas no es peligroso

                                 este coloso

que nunca produjo altercados.

Es un delfín chato,

atlántico y mediterráneo,

gregario y entusiasta espontáneo

y para marinos, acompañante grato...


Por eso es la ballena piloto,

conductora de nautas y navegantes

y hasta de marinos mercantes.

Devora peces, pulpos, calamares...

y actual víctima de la polución

que abunda en las playas de nuestros lares

donde a menudo embarranca aturdido

si va solo, perdido, o si está herido.


No perdamos nuestra única ballena,

modesta pero clara,

que ya escasea y es rara...:

¡Sería toda una pena!


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ