Claramente un caligrama, a diferencia de las otras Velas que integran el poemario, en los que se describe líricamente el objeto, la vela, la llama y el deshacerse al temblar de la llama en marmóreas llamas, aquí, el poema, mi poema, que integra la vela y su llama, el horizonte de la mesa y la caja de cerillas es más bien en símbolo de pasión amoroso incontestado...:
¡Enciéndeme!...
Ardiente llama.
O quémame
si me has de olvidar
como me olvidas
y para ti ya no soy,
pero no me digas
que me vaya
erizado de espinas
que me clavas.
Nada. Nada
podrá ocultar
mi temblorosa llama,
ni negar
que al cielo,
mi pasión te reclama
¡Guárdate de las espinas
amorosas!
Esas que me clavas,
caprichosas,
que se esconden
en los gestos y palabras
MANUEL MILLAN CASCALLÓ