![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh98fzBstnyfT_fqoZbwRAeKq58b-vSo5BAb0fhCgP1UbRwSPNXvWVtsXp9k9anq-LTw3e5XcY5fW8VT3Jvwp_UddipNFQoRkxpEcwWEiULusGLygRk6Em-I6MqXdhcVuDqKqHLVV-z5u8/s280/mso10E3D.jpg)
Su lectura es sencilla, empieza por lo más alto del respaldo y acaba en las sombras del suelo y el poema que lleva, por supuesto, mío, reza así:
¡La espalda me das!
¡Mi lomo castigas,
todo tú quebrado
y aposentado!...:
¡La cara no me verás
ni conmigo harás migas!...
¡La espalda también te daré!
¡Eso por descontado!
¡Jamás me levantaré
por mucho que me lo digas!...
Si te sientas sobre mí,
hecho un cuatro arrogante,
no esperes que me adelante,
ni te salude educado...
¡No me moveré de aquí!...
Pienso quedarme así,
como un borrico pasmado
y sin pregntar por ti...
¡Silla me quieres!,
¡silla tendrás!...
Por lo mismo que me hieres,
mi espalda te encontrarás,
y nada más tendrás de mí...
¿Respaldo?..., ¡puede!...
pero, nada más...
que mi corazón no cede
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
¡Mi lomo castigas,
todo tú quebrado
y aposentado!...:
¡La cara no me verás
ni conmigo harás migas!...
¡La espalda también te daré!
¡Eso por descontado!
¡Jamás me levantaré
por mucho que me lo digas!...
Si te sientas sobre mí,
hecho un cuatro arrogante,
no esperes que me adelante,
ni te salude educado...
¡No me moveré de aquí!...
Pienso quedarme así,
como un borrico pasmado
y sin pregntar por ti...
¡Silla me quieres!,
¡silla tendrás!...
Por lo mismo que me hieres,
mi espalda te encontrarás,
y nada más tendrás de mí...
¿Respaldo?..., ¡puede!...
pero, nada más...
que mi corazón no cede
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
No hay comentarios:
Publicar un comentario