lunes, 1 de septiembre de 2014

AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA...

Este caligrama propone la abstracción y la síntesis antes que la concreción de la imagen de un diseño determinado e identificable con el retrato de un individuo inequívocamente distinguible y la razón está en el contenido del poema. Mi poema es una crítica hacia esa ralea de políticos de rancia tendencia conservadora y liberal tan intransigente y carcamal como su tendenciosa presentación como gente avanzada y ultramoderna que disfraza su vacío e intolerancia y su clasismo de estilismo de portada de revista de modas o de diseño, pero que, más allá de su inexpresiva belleza de diseño no muestran más que intransigencia con el diferente, con el discrepante, con el marginado, con el desfavorecido y sobre todo con el mancillado y despreciado por su insolencia avalada por el capital, que es quien también avala su poder y por la necedad de quienes les votan sin pertenecer a su selecta casta de elite. Describe pues una clase política, social y económica, una casta que es incapaz de asimilar competencia ni descrepancia alguna, amparada en una mayoría absoluta a la que han llegado después de dejar bien claro que cuanto más hundida dejasen nuestra tierra quienes les precedieran, tanto mejor para ellos, porque, así podrían pasarse la vida diciendo que los culpables son los otros y que cualquier mejora de macroeconomía es suficiente para ponerse medallas sin parar aunque el enfermo nacional, nuestra economía de a pie, siga en coma para los que simplemente pisamos el sucio suelo de los mortales y sobrevivimos cada día a nuestras miserias sin más ayuda que nuestro esfuerzo y ninguna ayuda de un estado, gobernado por ellos, que solo sabe poner trabas y añorar descaradamente el franquismo.

Si es claro a quien se refiere, no es menos claro que no se puede poner un rostro concreto porque se tendría que poner los retratos de todos y cada uno de ellos, por eso basta la síntesis de sus rasgos, inexpresivos, estilísticamente correctos e impecables e innegablemente conservadores, de estricto y atávico traje y corbata y revestidos de esa modernidad picassiana que pretenden y que solo corresponde a lo que ellos proponen como arte y como convicción de vida: sólo forma y sólo fachada (evidentemente sin contenido), sólo aspecto y presencia: fachada, como fueron, de toda la vida, aquellos románticos liberales, que tanto se inspiraban en medievales y barrocos y reflejaban perfectamente a sus ídolos con su épater le bourgeois y su mucho ruido y pocas nueces, o sea, política de gestos y grandilocuencia teatral pero todo para el pueblo pero sin el pueblo y hay que cambiarlo para que todo siga siendo igual y vamos a dialogar para seguir hablándonos sin escucharnos.

El poema, mi poema es claro es su contenido:
Rasgando las cortinas que a lo oculto llevan, 
me adentro en los más oscuros secretos
y observo los pétreos parapetos
en los que ambición y mentira nievan

corrupción y violencia y se ceban
en los marginados para, sus retos,
difamar y alejar a esos sujetos
de los logros que sus almas elevan

a ser considerados como iguales
a los ojos clasistas y severos
de los intolerantes del poder.

Nada cambia para esos liberales
que, de la intolerancia en el creer,
construyen muros siempre pendencieros

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

Para entenderlo a la perfección, basta con poner en los marginados a los de las preferentes, a los desalojados de sus casas, a profesores, médicos y enfermeras públicos, a los emigrantes sin papeles que huyen de la pobreza y a los con papeles discriminados en sanidad, a los del movimiento 15 M, a los de Podemos... a los estudiantes desahuciados por Wert, a los mujeres que no pueden abortar, a cualquiera que protestase en las calles y no eran de su cuerda ni sus intereses, a los periodistas muertos en guerras ajenas o olvidados o negados de la palabra y a los que ni siquiera pueden preguntarse que fue de sus parientes mancillados en la posguerra o en la propia Guerra Civil, a los que pueda no gustarles sentirse españoles y menos españoles de esta España... y a todo ese larguísimo etcétera de los estafados que somos la sociedad y el pueblo de a pie